top of page

 

 

 

 

 

(Poesía sacada del Evangelio de San Lucas 8: 26 al 39)

 

 

Te vemos pasar el mar – OH Jesús hacia Gadara,
En una frágil barquilla - Llevándoles tu palabra.

 

Con tu poder infinito -Y tu amor que rebosaba,
Un endemoniado viene - Terror de aquella comarca.

 

Miles fueron los demonios - Que en su cuerpo concentraba,
Y así rompía las cadenas - Con que los guardas le ataban.

 

Cuando notan la presencia - Del Dios Santo y Soberano,
A toda prisa se pone - A sus pies arrodillado.

 

Un conjuro este le hizo -Temiendo ser desahuciado,
De la legión de demonios - Que en su cuerpo habían entrado.

 

¡Jesús, Hijo del Altísimo! - No atormentes demasiado,
No nos eches de este pueblo - Que preferimos quedarnos.

 

En aquél hato de cerdos - Bien pudieras enviarnos,
Jesús se lo permitió - Y al mar cayeron volando.

 

Que valor Dios da a la vida - De este hombre atormentado,
En cambio los intereses - Al hombre lo han trastocado.

 

Al ver todo lo ocurrido - Los guardas van asustados,
Y propagan la noticia - Que algo grande había pasado.

 

Que escena maravillosa - Se encontraron al regreso,
Aquél forajido hombre - Sentado, juicioso y quieto.

 

Si los hombres con sus fuerzas - Con sus cadenas grillos, hierros,
No pudieron dominar - Y siempre quedaba suelto.

 

Solo con unas palabras - De amor, cariño y consuelo,
Jesús pudo hacer con e l- Lo que muchos no pudieron.

 

De desnudo a bien vestido - De loco, a cuerdo completo,
Y ahora viendo a este hombre -Todos temblaban de miedo.

 

No queremos que te quedes, - OH Jesús en este pueblo,
Gran pérdida nos has causado - Perdiendo el hato de cerdos.

 

Jesús marcha entristecido - Por la actitud tan mezquina,
De aquellos hombres del pueblo - Que despreciaron la vida.

 

¡Quiero seguirte Señor - Por donde quiera que vayas,
Quiero aprender más de ti - Y de tu Santa Palabra.

 

Vete a tu casa, a los tuyos - Y cuéntales lo que pasa,
Como Dios con su poder - Puede cambiar a las almas.

 

Por: Juan A. Pérez

  

 

bottom of page